La fortaleza en momentos de incertidumbre es la única llave para éxitos futuros.
Parecía el año en el que la Renta Variable iba a ser la gran panacea. El entorno así lo anunciaba. Tipos rozando el cero en el Mundo occidental, con los spreads muy apretados y la Renta Fija carísima tanto en Deuda pública como en la deuda privada, incluyendo el high yield. Precios por encima del 120% del coste nominal, con Tir’s que no llegaban al 2% de rentabilidad para periodos no inferiores a dos años.
Además el precio de las compañías estaba muy por debajo de los números trimestrales que nos daban en beneficios y previsiones a corto y medio plazo. Europa se recuperaba como una locomotora a toda velocidad, y los augurios sólo nos conducían a una puesta ganadora: Comprar Europa en acciones.
Recuerdo el momento en el mes de abril en que todos tuvimos esa sensación de euforia desmedida que tampoco tenía una razón de ser demasiado objetiva. Realmente la economía real no crecía como se esperaba, los resultados eran inferiores a los previstos y existían distintos conflictos en el mundo que no tenían buena pinta…
En ese momento el inversor medio estaba inmerso en una Cartera que en muchos casos no le correspondía por perfil, pero la euforia y la poca rentabilidad de las alternativas (monetario y poco más…) lo llevaron a tener mayor porcentaje de renta variable del recomendable.
La tragedia estaba servida:
- Mercado en máximos, con subidas superiores al 20% en apenas tres meses.
- Carteras de inversión con sobreexposición en Renta Variable Europea (España incluida).
- Sentimiento de euforia en Renta Fija con precios desorbitantes para la Tir que ofrecían.
- Expectativas de beneficios en las Compañías de crecimiento.
Con este cóctel molotov era evidente que la corrección no iba a ser moderada, además del desastre en China, que aunque todo el Mercado le tenía serias dudas desde hace tiempo, seguía obteniendo recursos del exterior, y dando por buenas sus datos de PIB (claramente manipulados).
Pues bien, siguiendo la premisa que nunca cumplimos, en la que deberíamos comprar cuando todo el mercado vende, y vender en medio de la euforia compradora…. ¡Ahora toca compra!
Centremos horizontes temporales de 18-24 meses. Perfiles moderados, asumiendo volatilidades de entre el 5 y 7 % en las Carteras. Comprar activo directos, aprovechar que los precios están por los suelos en RV Europea, y bonos corporativos de primeras compañías que de nuevo ofrecen rentabilidades cercanas al 7% Anual en cobro de cupones.
Es el momento de confeccionar una Cartera de Inversión. Realizando una comparativa de precios, para demostrar que después del desastre llega la calma y que debemos aprovechar oportunidades que nos brinda el Mercado con los precios actuales.
Sin precipitarme voy a ir escogiendo aquellos activos que configuran la Cartera, sin miedo a tener riesgo en compañías de primer nivel y compra de Bonos corporativos con vencimientos 5-7 años y Tir’s superiores al 7%.
En resumen, sólo tiempo da y quita razones, pero lo evidente es que existen oportunidades en momentos de volatilidad como el actual, únicamente es saber detectarlas y que no se escapen…
Now or never.