Me encantan los reportajes basados en hechos históricos, esa media ficción, media verdad, sobre todo los basados en personajes que con sus aportaciones han cambiado el mundo, de Lehnon a Obama, pasando por Maradona.
De este último me ha fascinado “Diego/Maradona”, un sublime film dirigido por Asif Kapadias que cuenta con testimonios e imágenes inéditas del astro argentino. Me ha gustado el paseo por su infancia y su familia, descubrir su ingenuidad y el carácter rebelde de quien no tiene nada que perder, y por supuesto su talento innato para la práctica del fútbol. Pero también algo más, esa imagen suya en desafío permanente, de alguien que tuvo el mundo a sus pies y que acabó echándose a perder en algún baño de Nápoles.
Con más o menos regularidad, con más o menos certeza, la historia siempre se repite. Y es como el gran Enrico Brizzi retrata en “Jack Frusciante ha dejado el grupo”, en el momento en que tocan el cielo, intencionadamente o de forma inconsciente, hay figuras que deciden abandonar y abandonarse… verdaderos héroes en el campo de juego que fuera de él se encuentran perdidos, sin experiencia y que ingenuos y mal acompañados, acaban estrellándose.
Son diversas las causas que siempre convergen. Por un lado, el elevado nivel de vida, a veces sin contar que la vida del deportista es corta y los ingresos inexorablemente se reducirán en un porcentaje muy alto siendo aún joven, teniendo casi todo por delante, proyectos, familias, hijos, jubilación, etc.. En segundo lugar los llamados “pelotazos”, esos negocios con expectativas de retorno rápido y con un alto porcentaje en beneficios, por tanto, riesgo muy elevado envuelto en papel de celofán que termina con el total de la inversión, y en muchas ocasiones, con un endeudamiento superior al Capital invertido.
Cuando hablamos de acompañamiento, también hablamos de la propia familia, que por desconocimiento y atrevimiento invierte en nombre del deportista, y opinan de todo, a veces con criterio y otras veces no. También la inestabilidad conyugal hace mella en el patrimonio de los deportistas de élite, que cede la mitad de lo ganado en muchos de los casos de divorcio.
Evidentemente las adicciones y las malas compañías que hoy acompañan a Ronaldinho igual que ayer a Maradona, son sólo la punta del iceberg de personas que seguro merecen un mejor retiro, una mejor vuelta a la vida “normal”, la vida más común.
Resulta espeluznante ver que el 80% de los deportistas de élite acaban arruinados, dilapidando patrimonios que parecían infinitos y que se encuentran, con poco más de treinta años, con más pasado que futuro.
La importancia del asesoramiento patrimonial, basado en la honestidad, profesionalidad y la preservación de capital. La búsqueda de intereses alineados, basados en la prudencia, que permitan realizar un life planning para afrontar el reto de la vida sin trabajar y sin ingresos, sin viajes ni partidos, puede ser un antídoto, aunque no infalible, sí disuasorio de acabar convirtiéndose en un guiñol aquel que un día fue considerado un Dios.