El día que Mabel podrá andar

2017
7 noviembre
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Desde que estuve en Guinea Bissau, hace justo un año, he vivido la historia de Mabel como propia. Lo más cerca que he podido de Rafa y su familia que han obrado el milagro.

Rafa, es el hombre que nunca se rinde, incansable, soñador, valiente, hecho así mismo. Así es su relación con la vida, y es consecuente con ella, la ama por encima de todo. Por eso no podía soportar ver una niña de sonrisa eterna sin poder caminar.

El traslado a Barcelona fue una auténtica tortura burocrática, llena de trámites incomprensibles que sirven para alimentar a algunos buitres, como en todo , pero en esto duele más, hiere más .

Al final Mabel y su padre pudieron viajar a Barcelona, operarla en el hospital Sant Joan de Déu, era la única oportunidad para que Mabel pudiera andar, andar de verdad. Dejar de apoyarse en los muñones del tobillo con las plantas de los pies totalmente encorvadas y retorcidas hacia dentro, y todo ese terror en una niña de 8 años.

Rafa consiguió traerla, operación tras operación ella nunca perdió la sonrisa, nunca perdió el instinto de supervivencia, y su agradecimiento está en cada gesto, en cada mueca, en cada abrazo.

Han sido cuatro operaciones para conseguir que Mabel pueda apoyar las plantas de los pies en el suelo, con las muletas a cuestas, con mucho tesón y una fuerza desconocida para mí, Mabel consigue avanzar, y es sólo el principio, son sólo los primeros pasos. Y en cada paso es una lección de vida, y es que cada paso es una nueva vida.

Y es que vida es tan única, es tan emocionante que a veces nos olvidamos. Olvidamos cómo nos necesitan, y olvidamos cómo necesitamos a los demás.

Abrazar a Mabel en el hospital antes de su sesión con la fisioterapeuta no sólo era un abrazo, era un gracias en toda su plenitud, y ese aprendizaje estará siempre en mí, guardada en mi mejor parte, en mi mejor versión, esa por la que merece la pena dejarse la piel por quien lo necesita, y esa, acaba siendo tu mayor suerte.

Mientras la sonrisa de Mabel no se apague, volveremos a Guinea Bissau a ayudar en lo poco que podamos, sin desfallecer por saber que siempre será poco, que siempre será insuficiente, que nunca llegaremos a todo.

Y mientras sigamos, y mientras exista gente que siga, conseguiremos que la sonrisa de Mabel nunca se apague. El reto de su sonrisa es mejor que la vida, y en eso estamos, en eso seguimos.

2017
7 noviembre
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