Un año para valientes

2017
29 diciembre
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Foto: Ian Schneider

Mi personal resumen del año que nos deja, es que estamos en un momento irruptivo en general, en un nuevo punto de partida, en un tablero nuevo y con unas reglas por escribir, por detallar. Quizás sólo sea una inquietud personal, quizás no sea verdad, quizás sólo mi verdad, pero creo que el año que asoma es un año para valientes.

Valiente en el bien entendido, para el que se atreve pero que no es sólo temerario, en él prevalece la piel, el corazón, pero la mente y la coherencia le acompañan siempre. Cuestionarnos todo, aquello que dábamos como leyes absolutas, empiezan a caer por injustos, aquellos dirigentes que nos han decepcionado, aquellos medios de comunicación que sólo ofrecen producto comestible, consumible e inflamable para vender y enriquecer al grupo de opinión al que pertenecen.

Ser capaces de cambiar de rituales, de cambiar de costumbres. De no querer enriquecer más a Dimas, para volver al comercio de proximidad, donde nos conocen por el nombre y nos apasiona sentirnos únicos, mimados, sin necesidad de grandes alfombras, sólo de grandes personas.

Un tiempo en el que hemos aprendido a escoger con quien seguimos al lado, con quien no, no siempre por nuestra elección, pero sí, aceptamos y seguimos. Ser de piel, transparente, honesto vuelve a estar de moda, la confianza la ganamos en el día a día, en cada conversación, en cada mensaje, en cada mirada. Ya no nos conformamos con la venta, no queremos que nos vendan nada, queremos que nos acompañen, que nos entiendan, que sufran con nosotros, al fin y al cabo, que no nos dejen solos. Eso queremos.

Cuando hablo de valientes, hablo de aquellos capaces de leer, de entender que el mundo se ha quitado el vestido de lentejuelas, en el que ya nadie quiere sorprenderse con grandes presentaciones ni puestas de largo. Sólo personas, de trato intenso, implicación innata y talento en mayúsculas.

Creo que en eso reside el secreto de los acuerdos, de las relaciones, de las ventas, de los intercambios, de la vida. En aprender del nuevo escenario, de sentir que se trata de la mayor oportunidad para recuperar la esencia en las cosas, la pasión por hacerlas y el amor por recuperarlas. El envoltorio con el que antes cubríamos el regalo nos sobra, incluso nos sobra el regalo, porque lo que de verdad queremos es el abrazo, que nos entiendan y entender, desarmarnos sin decirlo, dejarnos ganar sin haber perdido, volver al inicio por el placer de emprender juntos un nuevo camino.

Me gustan las personas imperfectas, que lo dicen, que lo gritan. Huyo de las perfectas, me dan miedo, esconden sus fantasmas en sus reproches, en sus desaires, intento estar lejos, donde no me encuentren, donde no me puedan ver. Y agradezco el alivio de la imperfección en las personas que admiro, humanas, tiernas, sin miedo, que sin saberlo, cambian el mundo cada día, con sus errores reconocidos y sus aciertos sin necesidad de titulares de terciopelo. Esa es la gente valiente, a la que aspiro a parecerme, a la que admiro, la que cada día cambia el mundo.

2017
29 diciembre
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