La que parece ya inminente llegada de la vacuna ha cambiado radicalmente el sentimiento inversor, dejando completamente a un lado el análisis técnico y los resultados empresariales. Única y exclusivamente nos hemos centrado en un escenario de recuperación de “nuestra vida”, de nuestra normalidad, y por tanto no hay duda que volveremos a consumir, a viajar y a endeudarnos. Eso provoca que los sectores cíclicos sean los que se llevan las mayores subidas.
Lo cierto es que los resultados empresariales no son buenos y anticipan muy complicados los próximos trimestres. No somos ingenuos. Pero la esperanza que despierta la vacuna, sumada a nuevas políticas expansivas de la FED y del BCE, permite interpretar que las economías aguantarán el desierto hasta la normalización del mercado y de nuestras vidas.
En EEUU, tanto el S&P como el Nasdaq, han avanzado un 11% situando la rentabilidad anual por encima del 12%. En Europa recuperando un 18%, nos situamos en una pérdida anual del 7%.
Los mercados igual que las personas se mueven en un porcentaje importante por el sentimiento inversor, que en muchas ocasiones prevalece frente a los análisis técnicos e incluso los datos macro y resultados empresariales. Igual como no se deben menospreciar los sentimientos ni las emociones de nadie, tampoco debemos desdeñar el sentimiento inversor, al fin y al cabo, nadie sabe más que el “mercado”.