Si algo estamos aprendiendo del COV-19 es que la incertidumbre y la volatilidad se van a imponer en los mercados financieros, las empresas y las personas. Del mismo modo el modelo de gestión, la capacidad de transformación y la previsión de las contingencias que puedan surgir serán puntos fundamentales en la planificación financiera.
El impacto de la pandemia ha dejado al descubierto algunas carencias en la gestión de compañías que antes de la pandemia anunciaban gestión eficiente y sostenible. Muchos lo atribuyen el debilitamiento de los balances a causa del Covid, y en parte es cierto, pero sólo en parte.
No podemos obviar que hay sectores estratégicos que están siendo castigados de forma abrupta, como puede ser el aéreo, la restauración, el automovilístico… evidenciando que por muy óptima que fuera la gestión en este tipo de compañías, era imposible prever una contingencia de tal magnitud. Como muestra, la caída libre de las matriculaciones de vehículos en el año en curso respecto al anterior: en España un 54,2%, en Italia un 50,4%, en Francia un 48,5% y en Alemania un 35%. Una caída absolutamente vertical, a expensas de las ayudas de la administración con inyecciones de capital para poder sobrevivir.
Los beneficios de la gestión
Pero afortunadamente existen otros ámbitos que se han visto menos afectados por la pandemia y las compañías que han destacado lo han hecho, en buena parte, gracias a tener una trayectoria previa en la gestión basada en la prudencia y en un crecimiento sostenible. Esto les permite poder afrontar el presente con garantías de supervivencia e incluso plantearse nuevos retos que significan inversión, tanto en transformación como en adecuación de su negocio a la nueva realidad. La apuesta por la transformación en la economía productiva, por la innovación, las nuevas tecnologías y la eficiencia logística han sido claves para obtener ventaja sobre los competidores. Algunos ejemplos:
- Sector alimentación: aquellas empresas que apostaron en su día por la especialización y la transformación e innovación en la parte logística y de suministro han salido beneficiadas con el golpe de la pandemia. La eficiencia, siempre tiene un retorno positivo.
- E-commerce: quedan evidenciados los buenos resultados en las empresas que anteriormente trabajaron y apostaron por la transformación en los hábitos de consumo. Las que se han anticipado a la competencia y al propio cliente, creándole nuevas necesidades que acaban siendo esenciales.
- Ámbito sanitario: aquellas compañías que han trabajado durante años en tener canales de compra y distribución eficientes y disruptivos ganan a sus competidores. Cuando ha llegado el momento, muchos han tenido rotura de stocks y se han visto claramente superados, mientras que otros han aprovechado tecnología e innovación en los procesos para llegar donde otros no han podido.
- Sector tecnológico: muchas han sido las empresas que intentan liderar procesos de la conectividad, pero sólo algunas han sabido poner de relieve el valor añadido en su servicio, por eficiencia, seguridad y calidad.
Hay luz al final del túnel, existen negocios y empresas rentables que han aprendido a transformarse y que tenían previstas en sus reservas posibles contingencias y planes de eficiencia para momentos de contracción económica. También tenemos a los organismos económicos que proveen de liquidez al mercado, esta vez sin dilación y con diversos planes de estímulos. Que podrían ser mejorables, seguro, pero paran el golpe de forma más que considerable. Es un buen patrón, que debe perfeccionarse, debe evolucionar, sí. Pero no es mal modelo aquel en que existen personas capaces de crear proyectos empresariales para que sean eficientes, rentables y además, cada vez más, que beneficien a nuestro entorno y a nuestras vidas.