Oasis: Sold Out

2016
7 noviembre
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Tuve la suerte de estar invitado hace unos días al estreno del documental sobre la historia de Oasis, la que habla de los inicios, de las dificultades, de la que habla de las cosas importantes…

Lo cierto es que sigo recordando fragmentos del documental que iban estallando uno tras otro directos al estómago, de algún modo era recuperar parte de mi propia historia. Esa en la que descubres y te descubres, la de la post adolescencia, esa en la que sigues teniendo pocas herramientas emocionales, en la que las dudas sobre ti mismo acechan a diario, en la que sin saberlo te estas formando, te estás haciendo mayor…

Recuerdo el año 94 como el estallido de una generación que por un momento recuperó el espíritu de los 60. Volvieron los pantalones de campana, las camisas de cuello largo y los flequillos al más puro estilo Lennon. Recuerdo pedirle a mi padre unos pantalones abandonados en un armario, de color crema y los bajos dejándose arrastrar por el suelo. Recuerdo salir corriendo al encuentro de mis amigos, con la certeza que éramos únicos y que ese, sería el mejor momento de nuestras vidas. Cuando creíamos que seriamos eternos, que teníamos suficiente con tenernos a nosotros cerca y que los veinte años serian para siempre.

Recuerdo el concierto de Oasis en el año 96, la emoción desatada desde días atrás. En casa había crecido con los Beatles, los Stones… y por primera vez, de nuevo, parecía que volvía una época de inspiración musical irrepetible, la “Wave of the new wave”. Recuerdo como llegué a casa para ponerle a mi padre el “Morning Glory” con el volumen al máximo y le pedí que se sentará en el sofá, porque “habíamos vuelto”.

Sigo recordando fragmentos del documental que iban estallando uno tras otro directos al estómago.

Y lo cierto, es que con la distancia de la edad, viendo el documental, saboreando cada una de las historias desde la serenidad de quien sabe que ya no va a volver atrás, descubrí que si fueron grandes, que si lo hicieron distinto, que si lo intentaron, que si llegaron y tocaron la cima. Y que detrás de las portadas de dos hermanos mal avenidos, de las broncas y los excesos, existía una generación llena de talento y carácter dispuesta a reivindicarse y exigir a golpe de buenas canciones un lugar en el epilogo de las bandas de rock.

Oasis nace en el 94 en contra de toda la industria musical, nace de los suburbios de Manchester, en medio de un barrio obrero, en una familia desestructurada y una generación sin futuro. La actitud desafiante de Liam y el talento de Noel chocan de frente con una industria anquilosada y llena de productos a medida. Oasis nace en un garaje de guitarras desgastadas y una batería que sonaba a hojalata.

Oasis nace de noches en una furgoneta sin dormir de concierto en concierto con algún centenar de personas en el público. De cuando nadie cree en ti, pero la fe y el talento te acompañan y no te dejas vencer.

Lo demás lo conocéis: Whatever, Life Forever, Talk Tonight…. Luego el premio a quien cree y persevera. Siempre se repite la misma ecuación; el éxito es talento, es perseverancia, es levantarse, es no rendirse. Es ser humilde pero sin dejarse pisar. Es apostar por dar pero sin servilismos, es sonreír sin dejar nunca de ser uno mismo. Es, al final, mantenerse firme a pesar de las adversidades, sobretodo de las que provienen de los que son peores que uno mismo.

Hay dos decisiones en la carrera de oasis propias de equipos directivos y que seguro marcaron su futuro para bien y/o para terminar mal:

La primera fue destituir al batería original de la banda, cuando Noel se dio cuenta que no podía seguir el ritmo de las canciones del segundo álbum. Fue una decisión propia de un equipo ejecutivo que debe ir transformando la organización según esta adquiere dimensión.

La segunda, es cuando el creador de canciones quiere también hacer de cantante y ya no solo compone… rompe por tanto, los roles de la compañía y se crean enfrentamiento irreconciliables por no respetar las áreas de trabajo en las que cada uno es el mejor. A veces, es incluso mejor perder negocio por el bien de la compañía, porque sino al «cantante» solo le queda tocar la pandereta. Porque aunque Liam intente componer, siempre sera peor compositor que Noel. Y aunque Noel tenga buena voz, nunca tendrá la voz desgarradora y pasional de Liam.

2016
7 noviembre
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