El aluvión de artículos, opiniones y encuestas sobre el Brexit inunda estos días nuestra vida. Lo que empezó siendo un auténtico despropósito de Cameron en el Congreso, acabó por materializarse en una convocatoria innecesaria que ha resultado en una crisis de Estado irreversible para el Reino Unido si el resultado es positivo a la salida de Europa.
Siempre hemos estado en vilo respecto al Reino Unido, o lo que es lo mismo, siempre nos han parecido el socio “interesado” y oportunista de Europa, como aquel invitado que trae un buen vino en la cena de navidad y si al final nadie lo toma se lo vuelve a llevar a casa…
Han mantenido siempre una política fiscal propia, totalmente al margen del consenso Europeo, manteniendo una actitud siempre muy crítica y desafiante ante los Estados miembros, si no era acorde a sus propios intereses. Por otro lado, me parece una posición más que legitima, aunque con pocos atisbos de “juego en equipo”.
Respecto a su moneda, ni se ha planteado como aquel que dice ninguna variación. Su hegemonía como País, empieza en el mantenimiento sin dilaciones de una política económica propia, al margen en demasiadas ocasiones al consenso Europeo.
La City sigue siendo eje de su economía, motor de una sociedad que sigue basando buena parte de su PIB en el negocio financiero, y me refiero en toda su amplitud. Londres sigue siendo el gran centro financiero Europeo, y es evidente que una salida de la UE pondría en peligro su hegemonía.
El negocio con Europa en contra de los que se dice en mucho artículos que voy leyendo, es absolutamente esencial en la economía británica, y así lo demuestran los datos de tanto de las importaciones que representan un 22% de su PIB, creciendo además, más de un 8% en el último año. Como de las exportaciones que representan un 16% de su PIB con un crecimiento en el último año de más del 9%.
Con todos estos ingredientes permitirme mi opinión sincera. A nadie le interesa el Brexit, ni a Reino Unido ni al resto de Europa. Representaría un drástico paso atrás sin ninguna duda. Para el Reino Unido un descalabro del PIB de entre 3% y 5% a corto plazo. Además del efecto domino en su propia economía que podría derivar en un estancamiento y contracción comercial sin precedentes. Y aunque muchos analistas describen las bondades del descalabro que padecería la libra, lo cierto es que una pérdida abrupta de la fortaleza de tu divisa te debilita como centro financiero mundial.
Por tanto, para el Reino Unido representa un desierto incierto, lleno de incertidumbres y con la necesidad de reconvertirse al margen y ya fuera de Europa con efectos claramente irreversibles. Pero para Europa representa el abandono de un socio de referencia, uno de los mayores aportantes a la Unión Europea, y no hablo de datos meramente económicos, que son apabullantes: más de 11.000 millones de Euros, que se dice pronto. Lo realmente preocupante para Europa, es de calado más profundo, la salida representaría un fracaso absoluto del proyecto Europeo.
Con todo lo antes dicho, yo apuesto por una permanencia del Reino Unido, y el referéndum (cuya convocatoria es un absoluto despropósito que Cameron pagará con su cargo antes de lo que imagina) como un punto y aparte para la refundación del proyecto Europeo. Y me refiero, a que se debe tomar nota el día 24, y empezar a armonizar políticas comunes, sobretodo en materia fiscal y presupuestaria. Si creemos que un resultado de permanencia es suficiente para no afrontar los problemas de cohesión que son más que evidentes, volveremos a cometer el mismo error. Y nos enfrentaremos a una contienda parecida con otro socio pasado mañana…
Creo firmemente en un proyecto sólido para Europa, que desarrolle políticas comunes de Estado para los países miembros, y deje despacio pero sin dilaciones los intereses individuales por un interés común, consiguiendo una Europa más competitiva, más justa y más preparada para los desafíos que vienen, que no son pocos.
Suerte a todos mañana, y por la suerte que nos trae, esperemos un Reino Unido en Europa.