Asociarse o morir

2018
15 mayo
Comentarios
Publicado en:

Estamos sumergidos en la generación de Amazon, es algo así como: lo que queremos, lo queremos ahora, y al mínimo coste posible. Y esa, mentalidad se traslada a todos los sectores, a cualquier profesional y a cualquier consumidor.

En un escenario como el actual, resulta difícil obtener márgenes suficientes para seguir en estructuras limitadas, en las que además, para dar un servicio de calidad, necesitamos grandes profesionales a nuestro lado, talento y proyecto común.

Si además, trasladamos la situación al sector del asesoramiento financiero, el problema se agrava en mi opinión. En un entorno de tipos bajos, con la entrada en vigor de Mifid II y la reducción de los márgenes, las estructuras con pocos recursos carecen de sentido, carecen de presente y de futuro.

El asesor necesita un equipo de gestión potente al lado, que le permita estar en el campo, con el cliente, acompañándole, pisando la realidad de su día a día, de sus vidas. Visitar clientes, mientras diseñamos una cartera, hacemos el seguimiento correcto, controlamos los riesgos, preparar la documentación y estar ahí cada vez que nos necesiten, se hace, imposible sin equipo, sin personas, sin talento. Por tanto, no sólo en gestión, hablamos de administración, hablamos compliance, hablamos de riesgos, hablamos de servicio al cliente, y servicio para nuestras estructuras.

El estallido de profesionales especializados en el asesoramiento ha sido brutal en los últimos años. Lo cierto, es que el modelo anglosajón gana espacio, y cada vez, el asesor independiente gana peso en nuestro sector financiero. Y lo mejor, es el camino que queda por recorrer y la gran parte de patrimonio bancarizado que queda por asesorar.

En contra, una regulación costosa, de bajos márgenes y estricta en su cumplimiento. Es evidente, que se estrecha el tiempo que debería dedicarse al cliente ante la gran cantidad de carga administrativa que debe soportar el asesor. Ante tal situación, y además, con la única certeza que tan sólo es el principio, la única salida para sobrevivir es la asociación entre profesionales.

Economía de escala, distribución de tareas, talento en áreas especializadas. Ofrecer al cliente la máxima calidad y vocación de servicio, que debería ser siempre la única razón de ser del asesor financiero. Y ahí creo reside la gran asignatura del asesor, desprenderse de la cicuta del orgullo mal entendido, y la percepción que su castillo, por pequeño que sea, es el mejor.

De esa cicuta, en mayor o menor medida, hemos pecado todos. Un negocio que funciona no parece deba cambiarse, pero la respuesta, a mi entender, es antagónica. Precisamente cuando el negocio crece, se fortalece y avanza, se deben dar los giros necesarios para que siga ocurriendo. Y tanto el entorno, como el sector, nos pide a gritos asociar talento, proyectos y alianzas para fortalecernos tanto como profesionales, como para dar el mejor servicio a nuestro cliente, nuestra única motivación que en su día nos valió para dar un paso en nuestra carrera profesional, que no permite un paso atrás.

2018
15 mayo
Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *